Ciudad asentada en un monte
cual una pupila en el globo.
Tienen tus gentes ternura.
Más bellos por dentro que oro.
de grises paredes y aceras.
Un ojo guiñado de afecto,
tu forma y naturaleza.
¡Brisa, lluvia y yermo
saludan al bosque y al Sol!
Mientras viajo en tus lomos
hago mío tu dolor.
Quito, el lugar del Planeta
que esconde un tesoro abundante:
cariño, quebranto, apetito,
por ver al Señor revelarse.
Amigo, yo te lo ruego,
si vas a llegar hasta aquí
bendice esta tierra diciendo:
¡Que venzas tu próxima lid!
Lo escribí en Quito, el 26 Octubre 2015.
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