
Poema: El contacto de tu mano Jesús, no sueltes mi mano que sin tu contacto caigo. ¿El peligro? ¿Negarte? Ya no. Es deslizarme al abismo, al vacío de mi existencia, allí donde la soledad tiene fuerza de Leviatán y sombras: lúgubres formas proyectadas por alas, ángeles caídos, desgraciada tiniebla. Aprieta fuerte mi mano, Señor, que tu presencia a mi lado aleja fantasmas del pasado, me infunde cálida paz, y abrigo... Hay frío, pero ya no vence. Hay guerra, mas no me envuelve. El mundo sigue girando, frenético, mareando a sus moradores sin que nadie gobernarlo sepa. Yo también siento náuseas... Aprendí a caminar aferrado cual padre con niño a tu mano. No dejes, Señor, que deje de tocarte, pues tu virtud es mi resistencia. Dicen: “¡Los últimos tiempos!”. Yo también lo pienso, entonces, ¡probados seréis moradores del orbe! Maldad veremos y engaño sin par. Recuerda que prometiste estar todos los días hasta el fin. ¡Lidéranos! ¡Te necesitamos aquí! Si batallo tras tu bandera, quizá per...