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Mostrando las entradas etiquetadas como Apologética

¿Cómo ser un hombre de Dios?

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Mas tú, oh hombre de Dios (Parte 1 y2) Son dos mensajes basados en 1 Timoteo 6:11: "Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre" . Hay un clamor en mi corazón: Ser un hombre de Dios. ¿Qué es ser un hombre de Dios según la Biblia y el corazón del Señor? Necesitamos hombres de monte, que vivan cerca de Dios. También tienes esta enseñanza en audio, en mi podcast: Parte 1: Parte 2:

Cuento: Policarpo, de oficio polemista

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Policarpo, de oficio polemista Era tan buen polemista, su criterio tan avasallador en todo asunto, que la televisión lo contrató como contertulio. ----------------------------------   Érase una vez un hombre sumamente leído y locuaz, rico en discursos y pobre en amigos; de nombre, Policarpo; primer apellido, Miñarro; y Gijón, su apellido final. Pero los amigos lo apodaban Poli, el Poli-mista. Poli había desarrollado el don de ganar las discusiones en el terreno que a él le parecía cuestión fundamental para la vida decente y la supervivencia de la cordura en el planeta.   Don Poli-mista hacía mutis en asuntos que a él se le antojaban vanos, anecdóticos o intrascendentes. En su mente, donde solo Policarpo cabía, el único juez que dictaba sentencia sobre lo importante era él . En aquellos temas trascendentales hacía honor al mote, ya que su reacción era propia de los peores discutidores. Por ese motivo, cada cierto tiempo blandía la espada de la razón iluminada y defendía con veh...

Cuento: La chica más lista de clase

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  Un cuento para el que no se necesita mucha imaginación , pues plantea escenarios que perfectamente se podrían dar en la “ vida real ”. Esta “ vida real ” , alucinante, ridícula , por lo estrambótica , ilógica , por querer burlar hasta las leyes naturales, pero, de cualquier forma, el mundo que nos está tocando presenciar.     La chica más lista de clase Era la más lista de la clase, de eso no había ninguna duda. Merche destacaba por su inteligencia , su personalidad arrolladora y un sarcasmo , poco común en jóvenes de su edad , que solía usar como espada certera cada vez que quería ridiculizar a alguna compañera . A compañeras o a profesoras. Odiaba de tal forma el colegio Mar í a Concepción, donde estudiaba desde infantil, que en más de una ocasión había terminado en el despacho de sor Marta, la directora, acusada de irreverente .     – Explíqueme una cosa, sor Teresa – dijo Merche un día, en clase de Ciencias Naturales- . S i Dios solamente creó...