
Las lágrimas del mundo Lágrimas del mundo, que llenáis los mares de siete tierras. Lágrimas robadas al corazón tierno, que descubre pronto que se nace llorando y se muere con ojos mojados. Lágrimas de pura tristeza, de rabia, de impotencia, de desamparo... Gritos silenciados que claman más fuerte que un millón de torrentes. ¡Cómo quisiera veros enjugadas, y que fueseis cambiadas por lágrimas de sorpresa, de alegría, de alivio, de “mereció la pena”! Os contemplo en el silencio, porque llorar avergüenza, casi siempre, y me pregunto: ¿Quién te ha golpeado el alma? ¿A quién le diste tu confianza y resultó ser traidor? ¿Por qué lloras, madre? ¿Por qué contienes el llanto, padre? ¿Qué te ha desbordado, rudo luchador, que ya no puedes seguir hablando y se amontonan las palabras, y enrojecen tus mejillas? ¿Tendrá Dios una redoma gigantesca? ¿Llevará la cuenta de tantas desgracias, de los eternos suspiros, de los aullidos de rabia? Las peores lágrimas, las que más escuecen, las que...