Cuenta las estrellas, si puedes. Cuenta la arena del mar, si puedes. ¡Claro que no podemos! Ni podía Abraham. Pero cuando Dios le anima a hacerlo es solo para recordarle cuán grande es Él y lo pequeño que es el hombre.
¿De verdad creo en el Infierno? Porque si la respuesta es afirmativa debo hacer algo diariamente para que más y más personas sean libradas de ese destino fatal.