Poema: Ella lo sabe.
La emoción impregna el ambiente, la música suena lejos, distante en la mente. Lo que ocupa ahora toda su atención son decenas de imágenes que revolotean a su alrededor: graduaciones, el primer trabajo, las vacaciones en la montaña, en la playa, en viajes intensos; Mamá, que cocina a su lado y le aconseja; Papá que la abraza porque ha cumplido otro año; los abuelos, los hermanos, los primos; su primera cita con aquel que la espera al final del pasillo; sus tiempos de duda, de lucha... y luego, amaneceres dulces (siempre vence la luz); tantas cosas, tantos años... Parece mentira...
Ya va por la mitad del camino y el corazón se acelera. Levanta la vista. Ahí están todos ellos. Tan guapos. Son su mejor regalo. No importa si traen o no traen algo. Están allí.
Mamá llora. La mira. Se miran. Parece que dicen: trabajo bien hecho. No hay duda. No hay pena. Solo dicha. Es grandioso saber que no es un final. Solo una puerta.
Un comienzo con Dios, y con su amado.De pronto se fija en un rayo de luz que traspasa la vidriera y revela partículas de polvo y (cosa de locos) quizá danzan con la melodía. ¡Que mañana tan bonita!
Cuando vuelve los ojos al suelo sonríe. Nadie lo nota. Pero ella lo sabe: Está tan segura de que ese día estaba planeado que, por un momento, por unos pocos y eternos segundos, sabe que él es un rey y ella una reina... y su historia de amor es parte de un reino.
Lo escribí en Águilas (Murcia), el 29 de julio de 2018.
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