Hay cargas que son tóxicas. Que no nos corresponde a nosotros llevar. Distinguir qué cargas son esas y aprender a echar sobre el Señor nuestra carga es imprescindible para vivir un cristianismo maduro.
Una palabra de mucha renovación y fortaleza que tuvo continuidad con dos entregas más. Aquí solo comparto la primera.
Una palabra de mucha renovación y fortaleza que tuvo continuidad con dos entregas más. Aquí solo comparto la primera.
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