El Señor nos ha sacado de una vida terrenal, mortal e intrascendente, y nos ha llevado a comenzar a vivir el Cielo en La Tierra, caminando en el propósito de Dios y haciendo que seamos personas que trascienden.
Dedicar nuestras fuerzas y tiempo a lo trascendente es vivir sabiamente.
Dedicar nuestras fuerzas y tiempo a lo trascendente es vivir sabiamente.
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