Segunda parte de la enseñanza basada en Lucas 17:21: "Porque he aquí, el reino de Dios entre vosotros está".
Después de demostrar que en la Tierra opera el Reino de Tinieblas, estudiamos cómo coexisten los hijos del reino con los hijos del maligno, tal y como enseñó Jesús en Mateo 13:24-30, 36-43: el trigo y la cizaña. Somos un reino dentro de otro reino.
Nos sucede algo parecido a lo que Israel vivió en su cautiverio, que entre los pueblos del reino de Asuero había otro pueblo: "Y Amán dijo al rey Asuero: Hay un pueblo esparcido y diseminado, entre los pueblos en todas las provincias de tu reino; sus leyes son diferentes de las de todos los demás pueblos, y no guardan las leyes del rey, así que no conviene al rey dejarlos vivos". Ester 3:6. Esta conclusión de Amán es completamente falsa. Los hijos de Dios convenimos a cualquier sociedad o gobierno. El problema es que somos una contracultura, un pueblo que defiende la verdad y la vida, así como todos los valores y principios de Dios, y en el momento en el que una nación promueve políticas y leyes injustas nos convertimos en un obstáculo. Entonces, y solo entonces, no convenimos para ese reino.
Sin embargo, Dios nos llama a reinar en la Tierra a través del amor y el servicio, y a ejercer una influencia del Cielo, así como la levadura que leuda la masa.
En este mensaje, además de recordar que nuestro Padre nos cuida (Lucas 12:32), el Señor nos llamó a buscar su reino y a meter a la vida del reino cada área de nuestras vidas.
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