Desde mi blog quiero aportar un humilde artículo en el que deseo honrar al siervo de Dios Carlos Manuel Ogando . Para muchos, amigo, hermano, consiervo, pastor y gran predicador y maestro de las Sagradas Escrituras. El Señor ha usado esta pandemia del coronavirus para llamar a Manolo a la morada eterna. Su partida al Cielo ha sido un duro golpe, solo amortiguado por el consuelo de imaginarlo en brazos de Jesús, su máximo amor, y al entender que su fallecimiento forma parte de un plan del Soberano que más adelante (o ya en la Presencia del Señor) entenderemos. En esta entrada os comparto tres cosas: diez vídeos que son de oro; un audio que grabó, y solo compartió con otros ministros y unos pocos hermanos; y un pequeño pensamiento, escrito de cara a este 2020.
Dios, no te entiendo En pocos días hemos enterrado a miles de seres queridos a causa de la pandemia. Especialmente me ha dolido la partida al Cielo de los amados pastores, Manolo Ogando y Jorge Mata. Hombres buenos. Amigos de Dios. En la flor de la vida: no llegaban a los sesenta años. Ellos estaban en lo mejor de sus ministerios; querían casar a sus hijos; conocer a sus nietos; servir a su generación muchos años más; y por este coronavirus hoy están en la morada eterna.
Descarga este audiocuento. Ahí estaban, otra vez frente a frente, la puerta y él. La maldita puerta. ¿Cuánto tiempo llevaba apareciendo por las noches? Desde que cumplió los trece años. Al poco de morir su madre. No era la puerta de la habitación ni la puerta del armario ni la puerta del baño. Ninguna de esas tres. Aparecía en plena noche.
Comentarios
Publicar un comentario