Soliloquios #34

 

Soliloquios 31

No me gusta cómo soy ¿qué puedo hacer?

Cuántos podríamos sostener esta afirmación -no me gusta cómo soy- y esta pregunta: ¿qué puedo hacer para cambiar? ¿cómo puedo ser mejor? 

 

El pasado jueves me embargaron toda la devolución de la declaración de la renta y tuve un día pésimo; indignado; acordándome de lo necio que fui por avalar aquella operación; enfadado; un día en el que me pudo la carne; mi mujer dice que estaba insoportable… Y es verdad. 

 

Y es que, si me suelto de la mano del Señor soy huraño, tristón, quejumbroso, egoísta, temeroso, inseguro, perezoso, indiferente… Y así, podría seguir añadiendo adjetivos peyorativos a la lista. 

 

Ahora bien, no es tan malo el hecho de que no me guste cómo soy. Eso me pone en guardia para no vivir fuera del amparo de la gracia de Dios y, por otra parte, me enfrenta con la necesidad de cambiar. “Juan Carlos”, me digo, “tienes mucho margen de mejora”. 

 

Quizás el problema sería que me guste cómo soy y no vea mis propios defectos. Sin embargo, una cosa es que no me guste cómo soy y otra diferente es que me odie. Eso es negativo y hasta enfermizo. Para que me entiendas, hablemos del físico: hay margen de mejora, perder kilos, ponernos más fuertes, arreglarnos, etc. Pero debo aceptarme tal y como soy o tendré un problema de rechazarme de por vida. 

 

Muy bien, volvamos a la pregunta: No me gusta cómo soy, ¿qué puedo hacer? 

 

¿Qué nos diría la Psicología positiva?: “¡Que te guste cómo eres!”. ¿Y la psicología freudiana?: “La culpa, quizás, es de la relación con tus padres”. ¿Qué nos diría la religión?: “¡Cambia!”. ¿Qué nos diría la filosofía ante la afirmación, “no me gusta cómo soy, y no sé qué puedo hacer”?: “Pero… ¿estás seguro de que eres?”. Y ¿qué nos dice la autoayuda y el couching?: “Dentro de ti está la otra parte que sí te va a gustar”. Pero ¿qué nos dice Jesucristo?: 

 

“Yo te conozco mejor que nadie y a mí tampoco me gusta cómo eres. Sin embargo, te amo y no te cambiaría por nada del mundo… ¿me dejas que te haga mejor?”. 

 

Jesús no nos deja solos en ese desafío de ser mejores y de cambiar lo que está mal. Nos dice que para eso vino Él: no para los que piensan que están sanos, sino para los que reconocen que son enfermos. Nos dice que Él nos ayuda a través del poder del Espíritu Santo. 

 

Lo primero que quiere hacer Jesús es que volvamos a nacer 

 

¿Has usado alguna vez esa expresión de que “tendría yo que nacer de nuevo para hacer tal o cual cosa”? Dando a entender que no está en ti ser así… Que no va contigo. Que no está en tu naturaleza. Pues eso es exactamente lo que significa creer en Jesús de todo corazón y entregarle tu vida. Es como entrar en las entrañas del amor de Dios y dejar que Él nos haga de nuevo y nos alumbre con una nueva forma de ser a la que llama ‘espíritu’ y que es su imagen restaurada en nosotros. 

 

Por eso dice aquello de que “si alguno está en Cristo, nueva criatura es… todas las cosas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17). 

 

No obstante, muchos hemos nacido de nuevo y podemos suscribir el título de este mensaje: “No me gusta cómo soy, ¿qué puedo hacer?”. De manera que, no nos podemos quedar solo con el primer paso.  

 

Te quiero dar algunos consejos para cambiar y ser mejores. Pero antes, no hay nada peor que perder la esperanza en cuanto a cambiar en esta vida.  

 

Mientras haya Dios en el cielo; mientras haya aire en los pulmones; mientras el sol siga saliendo y la luna dándole relevo; se puede cambiar. Nunca pierdas esa esperanza de un avance, de una mejora, de una liberación, de un milagro en tu cuerpo, alma, espíritu, finanzas, relaciones, familia… Porque para eso vino el Hijo del Hombre: para deshacer las obras del diablo; para restaurar; para buscar y salvar lo que estaba perdido… 

 

Cambió María Magdalena, cambió Zaqueo, cambió Saulo y también te puede cambiar a ti... Jesús te ama tal y como estás. Aunque desea mejorar lo que eres. ¡No hay nada imposible para nuestro Dios! 

 

La gran pregunta de este día: ¿Cómo puedo cambiar? 

 

“Yo no puedo cambiar en mis fuerzas”, dirá alguien. Otro dirá: “Yo sí que tengo la fuerza para cambiar”. Pero todos en algún punto necesitamos una ayuda externa para cambiar algo. 

 

Nadie puede cambiar el color de su piel, ni puede el leopardo quitarse sus manchas; ¡tampoco ustedes pueden hacer lo bueno, pues sólo saben hacer lo malo! Jeremías 13:23 - TLA 

 

Hay muchas personas que quieren cambiar, pero no pueden ya que son esclavos y vuelven a sus fallos habituales y malos hábitos. Romanos 7 cuenta esa batalla por ser mejores y dice que es imposible en nuestras fuerzas. Lo que Pablo descubrió es lo que cada uno de nosotros también debemos descubrir: Por consiguiente, no hay ahora condenación para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne sino conforme al Espíritu. Romanos 8:1. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, los tales son hijos de Dios. Romanos 8:14. 

 

Hay una nueva forma de andar y ser guiados: por el Espíritu de Dios. Él es mi fuerza de cambio. Mi capacidad sobrenatural para vencer al pecado y ser mejor. 

 

Te quiero dar siete consejos para cambiar 

 

1- Voluntad invencible: 

 

Todo cambio parte de la mente o voluntad. Cambio en la Biblia es metanoia -cambio de mente- que se traduce como arrepentimiento; y metamorfosis -transformación-. Si todo cambio parte de la mente o voluntad, entonces, necesito hacer fuerte mi voluntad. Muchos cargamos la maldición de una voluntad débil; o peor aún, de una voluntad cautiva. Pero podemos tener una voluntad invencible. ¿Cómo? Al dar lugar a la voluntad de Dios  

 

Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad. 

Filipenses 2:13 

 

2- Meta y modelo: 

  

Meta: Hacia dónde voy y Modelo: cómo llego. Debes tener un modelo de aquello que quieres ser. Un punto de partida y un punto de llegada. Una meta. Nuestra meta es agradar a Dios. Y nuestro modelo es Jesús. Constantemente nos preguntamos: ¿Agradará esto a Dios? ¿Cómo lo haría Jesús? 

 

3- Necesitamos tener una Súper Motivación: 

 

Nuestro cambio no es un sprint, es una maratón. No es una semana o un año. Es toda la vida. Por lo tanto, hemos de tener fuerza, resistencia y perseverancia. Como en una carrera. Estamos hablando de disciplina del más alto nivel. Solo que los deportistas de élite están súper motivados¿Dónde encontrar esa súper motivación para intentar ser mejores y cambiar aquellas cosas que no nos gustan? 

 

¿Para qué te creó? Dios no te creó para que seas un cualquiera; un insoportable; un cero a la izquierda; un vulgar; un simplón; de existencia anodina y miserable. Dios te creó para convertirte en una bendición para los que te rodean y para que tu vida le dé la gloria. ¡Créelo! Cree ese propósito especial que Dios tiene contigo. Y esa será tu súper motivación. 

 

4- Rodéate de gente que te apoya en el cambio: 

 

“Eres el promedio de las 5 personas que te rodean”. Es una de las frases más populares de Jim Rohn, empresario estadounidense, autor y orador. Seguro que Dios te va a proveer personas que serán esa ayuda para tu cambio. 

 

5- Enfoque: 

  

Enfócate en una cosa para cambiar y luego en otra. O en unas pocas áreas. Cuando cambies en tu alimentación, por ejemplo, o en tu ánimo o en tu forma de hablar o en tu temperamento, ese cambio afectará a otras áreas también. 

 

6- Visión de guerra: 

 

Celebra cada avance y no te des por vencido ante una derrota. Es una guerra de muchos días y muchas batallas, no una sola batalla. Antes te contaba de ese jueves fatídico. Pero el viernes fue un nuevo día en el que continuaba la guerra.  

 

7- Conócete para cuidarte bien.  

 

Conoce cuáles son tus fortalezas y tus debilidades. Cuál es tu área vulnerable. O bien, cuál es el tiempo más vulnerable. 

 

Así podrás tener cuidado en ese día: 

 

Efesios 6:13: “Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiéndolo hecho todo, estar firmes. 

 

Cuidado en esa debilidad: 

 

Romanos 8:26Y de la misma manera, también el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad. 

 

Corintios 12:9Y Él me ha dicho: Te basta mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad. 

 

Joel 3:10: digaeldébil: Fuerte soy. 

 

Cuidado en esa fortaleza: 

 

¿Sabes que, paradójicamente, los grandes hombres de la Biblia fracasaron, no en su debilidad, sino en su fortaleza? ¿Quizás por confiarse? ¿Quizás por estar menos alerta? ¿O por depender menos del Señor? 

 

Corintios 10:12Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga. 

 

En conclusión 

 

Cuando estés agobiado por cómo eres tú hay una medicina que no falla, refúgiate en Él. 

 

¡Refúgiate en Jesús! Nadie que venga a Jesús con fe será echado fuera. Él te dice: “Ven al refugio de mi amor. Descansa. Y deja que te transforme”. 

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