Soliloquios #43

 

CLAVES PARA VENCER LA DESMOTIVACIÓN

La motivación nos empuja a alcanzar metas personales en la vida y nos proporciona los alicientes necesarios para desarrollar las capacidades personales y profesionales. Y, además, como empresas/iglesias/organización necesitamos motivación con el fin de que se alcancen metas para la organización.  

 

Las empresas y los proyectos de éxito se construyen gracias a equipos motivados. 

 

¿CÓMO DETECTAR LA DESMOTIVACIÓN?: 

 

A continuación, mostramos los síntomas de una persona desmotivada (se puede aplicar al trabajo o a otros ámbitos): 

 

Evita liderar proyectos. 

El nivel de sus resultados de trabajo es inferior al esperado. 

Falta de iniciativa. 

Trasmite negatividad al resto del equipo. 

Se frustra y agobia muy rápido. 

Está de cuerpo presente, pero ausente emocionalmente. 

Falta de atención y de implicación. 

Critica y plantea problemas, pero nunca ofrece soluciones. 

 

 

 

ALGUNAS CAUSAS DE LA DESMOTIVACIÓN: 

 

1. Falta de la actitud correcta y de encontrar nuestro lugar en la vida: 

 

Los cuatro niveles de actitud ante el trabajo: 

 

1. Los que odian lo que hacen.  

Son personas que detestan su función laboral. No intentan disimular su descontento. Están enfadado con el mundo y convencidos de que son víctimas del sistema. Suelen irradiar negatividad. La mayoría de los que odian lo que hacen suelen acabar en las listas de paro, lo cual agrava más su victimismo y su indignación. 

2. Los que cumplen con lo que hacen.  

Es el perfil mayoritario en nuestra sociedad. Predomina la impotencia, la resignación y la indiferencia. Se dedican a cumplir con sus obligaciones y deberes laborales.  Ni más ni menos. La rutina termina marchitando su ilusión y consumiendo su energía vital. No creen en lo que hacen ni les importa demasiado el impacto de su función laboral en la sociedad.  

3. Los que aman lo que hacen.  

Son los que convierten su dimensión profesional en una forma de expresar lo mejor de ellos mismos. Intentan disfrutar de lo que hacen independientemente de que sea o no su profesión soñada. Se caracteriza por su actitud positiva y por irradiar buen humor. 

4. Los que hacen lo que aman 

Son los que se han alineado con una misión y un propósito que va más allá de ellos mismos. Aquellos que desarrollan una profesión creativa, útil y con sentido, que contribuye a mejorar la vida de los demás.  Respetan la profesión que han escogido y hablan de ella con pasión y entusiasmo. 

 

Hacer lo que amamos está vinculado con el descubrimiento y desarrollo de nuestros dones y talentos innatos. Es una inmejorable oportunidad para desplegar el potencial que reside en nuestro interior. Tanto es así que estas personas no conciben su función profesional como un trabajo, sino como su lugar en el mundo. 

 

La diferencia fundamental entre estos cuatro niveles de actitud radica en que los dos primeros son básicamente reactivos, mientras que los otros dos son totalmente proactivos.  

Del libro Qué harías si no tuvieras miedo, de Borja Vilaseca. 

 

2. Compañeros de viaje tóxicos: 

 

Por ejemplo: un mal ambiente de trabajo es la razón por la que mucha gente ni se implica más, ni quiere darlo todo. 

 

Debemos aprender a motivarnos unos a otros: 

Pensemos en maneras de motivarnos unos a otros a realizar actos de amor y buenas acciones. 

 

3. Mala cultura del error  

 

Absolutamente todo el mundo comete errores, y los errores deben estar ahí para que podamos aprender de ellos. 

Sin embargo, cuando los errores se ponen a la vista de todos, se hacen acusaciones y se buscan culpables, empiezamos a hacer lo mínimo imprescindible. Y a esconder los errores. O a culpar a otros y “escurrir el bulto”. 

 

Por tanto: 

Somos humanos. Nos equivocamos. Asumimos nuestra responsabilidad. Aprendemos. Evitamos cometer de nuevo el mismo error. Pero no debemos perder la motivaci 

  

4. Cero enfoque en el desarrollo personal 

 

Si no nos preocupamos del crecimiento como persona, del bienestar espiritual y anímico y de la salud familiar será muy fácil caer en la desmotivación. 

Si estamos bien haremos el trabajo bien. 

 

 

CÓMO RECUPERAR LA MOTIVACIÓN PERDIDA. 

 

1. Invertir en desarrollo profesional 

 

Para motivarnos debemos convertir el desarrollo profesional en una prioridad máxima. 

Aprender nuevas habilidades. 

Invertir en el bienestar en cada área de nuestra vida y en la organización en general.  

Equilibrio entre Marta y María. Que nada nos quite estar del otro lado, es decir, también recibir y también adorar, a los pies del Señor. 

 

2. Encontrar tu súper motivación: 

 

¿Para qué te creó? Dios no te creó para que seas un cualquiera. Dios te creó para convertirte en una bendición para los que te rodean y para que tu vida le dé la gloria. ¡Créelo! Cree ese propósito especial que Dios tiene contigo. Y esa será tu SÚPER MOTIVACIÓN. 

 

“La grandeza de un líder no se mide por el tamaño de su ego, sino por la altura del propósito al que sirve”. Martin Luther King. 

 

Quienes aman lo que hacen y quienes hacen lo que aman se distinguen por su entusiasmo. Esta palabra procede del latín entusiasmus, que a su vez viene del griego enthousiasmos. Significa “espíritu guiado por la inspiración divina”.  Entusiasmo es lo que sentimos cuando percibimos cómo la vida crea a través de nosotros. Saber quiénes somos y para qué estamos aquí convierte nuestra autoestima en un arco y la confianza en nosotros mismo en una flecha. Al encontrar nuestra dirección y nuestro camino en la vida, encontramos también nuestro lugar en el mundo. Así es como finalmente "unimos los puntos".  

Conferencia impartida en Standford por Steve Jobs. 

 

3. Minimizar el estrés y contagiar positivismo 

 

Aunque la disciplina es importante y hay personas que trabajan mejor bajo presión, en general solemos ser más eficientes y creativos cuando no nos sentimos presionados por el jefe ni tenemos unas cargas de trabajo excesivas con fechas de entrega difíciles de cumplir. 

 

Contagiar positivismo 

Aunque las cosas vayan mal, debemos tratar de destacar positivismo y esperanza. No se trata de ocultar los problemas, sino de mostrarnos optimistas ante toda adversidad. El positivismo genera confianza y tranquilidad. 

 

Tres fuentes de motivación según la Biblia. 

 

-La necesidad: 

Es bueno que los trabajadores tengan hambre; el estómago vacío los motiva a seguir su labor. 

-Dios, por su Espíritu: 

salí de noche acompañado de algunos hombres, pero a ninguno de ellos le conté lo que mi Dios me había motivado hacer por Jerusalén. La única bestia que llevábamos era la que yo montaba 

-El amor: 

Los recordamos constantemente delante de nuestro Dios y Padre a causa de la obra realizada por su fe, el trabajo motivado por su amor, y la constancia sostenida por su esperanza en nuestro Señor Jesucristo. 

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