Oigo a Dios decir: Vuelve |
Oigo a Dios decir: Vuelve
Si te digo “ve”, me contestarás “¿a dónde?”. Puede ser a cualquier lugar. Pero si te digo “vuelve”, entenderás que significa, o bien regresar a mí, o tal vez a un lugar donde has estado antes y que, por lo tanto, te es conocido.
Oigo al Señor que en este tiempo nos está diciendo, “¡Vuelve!”. A unos nos dice “vuelve” en el sentido de regresar a Él, a nuestro Padre, a nuestro Creador, y a nuestro Salvador Jesucristo, quien nos ama y nos espera desde hace mucho tiempo con los brazos abiertos. Yo regresé a Él en 1994 y ha sido la mejor decisión de mi vida. Jamás me he arrepentido. Esta promesa de Job 22:21 puede ser un buen ánimo para que te vuelvas a Dios y te reconcilies con tu Creador: “Vuelve ahora en amistad con él, y tendrás paz; Y por ello te vendrá bien”.
Pero a muchos otros nos está diciendo que volvamos, ya no a Él, pues vivimos en Cristo, sino a un lugar conocido en el que hemos estado antes. Jesús nos espera allí.
¿Por qué Dios nos dice, “vuelve”? Porque Él nos espera en un lugar espiritual en el que ya hemos estado antes con Él. Sin embargo, no para revivir la misma experiencia, sino una nueva, porque todo lo hace nuevo y siempre da “aceite fresco” (Salmo 92:10). Y en este llamado encuentro un ánimo del Espíritu y una ayuda de Dios para volvernos hacia Él: “Vuélvenos, oh Jehová, a ti, y nos volveremos; Renueva nuestros días como al principio” (Lamentaciones 5:21). Jeremías reconoce que, hasta para algo tan elemental como volvernos a nuestro Padre, fuente de todo lo bueno, necesitamos su ayuda. Vuélvenos a ti y nos volveremos...
Jesús es el mismo. Te espera en el mismo lugar. Pero tú no eres ya la misma persona que estuviste con Él en ese lugar, por esa razón, hará algo diferente en ti. Será una nueva experiencia, lo que necesitas hoy; sin embargo, con la misma esencia.
A mí me ha estado pasando últimamente, que he tenido encuentros con Jesús en formas diversas y entonces digo: “este lugar lo conozco, me recuerda a la pasión del principio, al quebrantamiento de otros momentos o a la llenura de cuando me bautizó en su Espíritu...”. No obstante, entiendo a la perfección que no es como aquella experiencia, sino una nueva... pero en una estancia de intimidad con Él que me resulta familiar. Como cuando regresas a casa de unos tíos a los que no ves desde hace mucho y los olores y el ambiente son cercanos y familiares. Sin embargo, todo es nuevo a la vez, porque ya no eres aquel chiquillo que los visitaba para recibir el aguinaldo. O si viajas a un lugar de vacaciones que fue el de algún verano de tus años mozos. Todo es conocido y al mismo tiempo diferente. Porque tú eres otra persona, que ha evolucionado, se supone, y será una nueva sensación y un viaje inédito, aunque muchas cosas te transportan a aquel verano pretérito.
Este es un mensaje profético, del corazón de Dios para nosotros
Cada uno sabe a qué lugar debe regresar. Allí te espera Jesús para una nueva experiencia:
Vuelve a tu cuarto de oración. Vuelve al quebrantamiento. Vuelve a la sensibilidad, pues quizás te has endurecido. El Señor nos quiere sensibles a las cosas del Espíritu. Vuelve a la sencillez del amor a Cristo. Vuelve a consultar todo con tu Dios. Vuelve a servir al Señor y a evangelizar con esperanza de ganar a los perdidos para Cristo. Vuelve a conectarte con el cuerpo, si es que has dejado de tener comunión con otros cristianos en una iglesia local. Vuelve a la santidad y a la fe, a la expectación de cosas sorprendentes, hasta el punto de ilusionarte con lo que Dios quiere hacer contigo y tu casa.
Oseas 12:6
Tú, pues, vuélvete a tu Dios; guarda misericordia y juicio, y en tu Dios confía siempre.
Vuelve a depender del Espíritu Santo
Ante todo, en días como estos, necesitamos volver a la llenura del Espíritu y a hablar en lenguas.
Hechos 2:4. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.
Cuando Pedro tuvo que explicar esta experiencia dijo que era el cumplimiento de la profecía de Joel: Hechos 2:15-18. En la misma, tienen un especial protagonismo los jóvenes. “Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne;
y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán, vuestros jóvenes verán visiones”.
De generación en generación
A los jóvenes que me leéis, hoy el Señor te dice “vuelve”. Y también, “quiero derramar mi Espíritu sobre ti”. Es tiempo de que profeticéis; de que veáis visiones; de que habléis lenguas angelicales; el llamado es en primer lugar para vosotros. Su propósito debe continuar de generación en generación.
¿A dónde volver?
1º Vuelve al Aposento Alto:
Hechos 1:12-13a: 12 Entonces volvieron a Jerusalén desde el monte que se llama del Olivar, el cual está cerca de Jerusalén, camino de un día de reposo.13 Y entrados, subieron al aposento alto...
No podemos regresar a la misma experiencia. Pero será algo renovado. Como en Hechos 4:31, donde fueron nuevamente llenos, para recibir el valor y la fortaleza imprescindibles para enfrentar la persecución. Vuelve a la búsqueda, al hambre, a la necesidad y a la expectativa de lo que Él puede hacer con nosotros llenos de su Espíritu.
Hechos 4:31: Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios.
2º Vuelve al mar de Galilea:
Marcos 16:7: Pero id, decid a sus discípulos, y a Pedro, que él va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis, como os dijo.
Vuelve a confiar en su provisión y en sus milagros. Él te espera en la orilla para darte su amor, perdón y restauración.
3º Vuelve a su cintura:
El cinto de Jeremías se desconectó de la cintura del profeta y se pudrió. Regresa a la comunión del cuerpo de Cristo y al contacto estrecho con Jesús. Él quiere hacerte un cinto nuevo. Vuelve al servicio, fruto de un contacto estrecho con Jesús y con su pueblo.
Jeremías 15:19
19 Entonces dijo así el Señor:
Si vuelves, yo te restauraré,
en mi presencia estarás;
si apartas lo precioso de lo vil,
serás mi portavoz.
Que se vuelvan ellos a ti,
pero tú no te vuelvas a ellos.
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