Poema: Constructos del hombre moderno
El posmoderno promedio no cesa de experimentar.
Autocomplacido en su engaño quiere tentar su final.
Ideación pasajera pesa más que ley natural
y con constructos modernos esculpe sino fatal.
Hombres con vulva, mujeres con barba,
robots sexuales, comida chatarra,
perros que heredan, bebés sin derechos
que mueren tan pobres... y acaban deshechos.
Educación sin historia o con versión huxleyana,
ecología al servicio de la raza tirana,
censura del libre, libertad censurada,
la vida privada, sin más publicada.
Mil novecientos ochenta y cuatro
parece, de hoy, el vivo retrato:
Experimentación genética, ensayo de masas,
elaboración mentirosa, alpiste en la jaula.
Dejar abierta la puerta importa muy poco,
pues volar ya no puede un pueblo sin alas.
Nos venden pandemias y se aman con armas...
Interpretación, prueba, escandallo y ensayo.
Todo este constructo nos va a salir caro.
Varones con falda, hembras explotadas,
niños abusados, divorcio, eutanasia,
pastillas, neurosis, alcohol y terror.
Ver París, con su arte, esquivando basura.
Andar Buenos Aires temiendo al ladrón.
Votar al que roba. Sufrir al impostor.
Sentir que es orgullo un mundo sin Down.
¿Quién necesita infierno? Lo estamos construyendo.
Emplasticar nuestros mares, callar al inocente,
echados en brazos del Gran Dictador.
Hombre mata a hombre en caza mayor.
Mientras tanto, veo sangrando una cabeza
coronada con insultos y dolor.
Siendo el rey, llevó nuestra tragedia.
Siendo Dios, aplastado por amor.
Solo quiso rescatar de la miseria
y llevarnos a su reino, el Salvador.
Brazos abiertos, sangre fluyendo,
perdón incesante, paz al traidor...
Sigue llamando al humano moderno,
al líquido ego gris posmoderno,
al mundo que repta en pos de su error.
Clama con fuerza en la Tierra y el Cielo:
¡Venid todos, cargados!
¡Y también vosotros, los muy trabajados!
¡Que Yo os haré por fin descansar!
¡Y bebed de mi gracia! ¡Y aprended lo real!
El posmoderno promedio no cesa de experimentar.
Autocomplacido en su engaño quiere tentar su final.
Ideación pasajera pesa más que ley natural
y con constructos modernos esculpe sino fatal.
Hombres con vulva, mujeres con barba,
robots sexuales, comida chatarra,
perros que heredan, bebés sin derechos
que mueren tan pobres... y acaban deshechos.
Educación sin historia o con versión huxleyana,
ecología al servicio de la raza tirana,
censura del libre, libertad censurada,
la vida privada, sin más publicada.
Mil novecientos ochenta y cuatro
parece, de hoy, el vivo retrato:
Experimentación genética, ensayo de masas,
elaboración mentirosa, alpiste en la jaula.
Dejar abierta la puerta importa muy poco,
pues volar ya no puede un pueblo sin alas.
Nos venden pandemias y se aman con armas...
Interpretación, prueba, escandallo y ensayo.
Todo este constructo nos va a salir caro.
Varones con falda, hembras explotadas,
niños abusados, divorcio, eutanasia,
pastillas, neurosis, alcohol y terror.
Ver París, con su arte, esquivando basura.
Andar Buenos Aires temiendo al ladrón.
Votar al que roba. Sufrir al impostor.
Sentir que es orgullo un mundo sin Down.
¿Quién necesita infierno? Lo estamos construyendo.
Emplasticar nuestros mares, callar al inocente,
echados en brazos del Gran Dictador.
Hombre mata a hombre en caza mayor.
Mientras tanto, veo sangrando una cabeza
coronada con insultos y dolor.
Siendo el rey, llevó nuestra tragedia.
Siendo Dios, aplastado por amor.
Solo quiso rescatar de la miseria
y llevarnos a su reino, el Salvador.
Brazos abiertos, sangre fluyendo,
perdón incesante, paz al traidor...
Sigue llamando al humano moderno,
al líquido ego gris posmoderno,
al mundo que repta en pos de su error.
Clama con fuerza en la Tierra y el Cielo:
¡Venid todos, cargados!
¡Y también vosotros, los muy trabajados!
¡Que Yo os haré por fin descansar!
¡Y bebed de mi gracia! ¡Y aprended lo real!
En Murcia, España, a 2 de junio de 2022.
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